Durante toda su carrera profesional, Matías Gregorini administró, gestionó y asesoró distintos campos, pero un caso se distingue de modo particular: tuvo que generar una división parcelaria de 2.600 hectáreas en partes iguales, pero considerando la productividad potencial. ¿Cómo lo hizo? Con agricultura digital.

“El objetivo era dividir considerando que había lotes en agricultura y otras con pasto llorón, bajos degradados y pasturas buenas y malas… No se trataba de dividir un solo lote de la misma unidad productiva, sino de un sistema agrícola ganadero con una variabilidad de cultivos impresionante”, contó Gregorini, director de Terra Consultora y asesor agropecuario en campos del oeste de la provincia de Buenos Aires y este de La Pampa.

El asesor decidió analizar por separado cada una de esas unidades productivas, generar una ambientación dentro de cada una y a su vez correlacionar ambientes de igual calidad productiva indiferentemente del cultivo o sistema de producción presente para poder integrar el conjunto de todos los potreros de campo en un índice de productividad relativo potencial similar, ya sea que esté en agricultura, ganadería o sin ningún tipo de producción forrajera.

La herramienta que usó para hacerlo fue Auravant, la plataforma de agricultura digital que cuenta con distintos índices para la medición y simplifica la gestión de labores para una mejor toma de decisiones.

Con Auravant se procesaron datos de imágenes satelitales de varias campañas, en conjunto con análisis de suelo, mapa de toscas, profundidad de la napa freática, entre otros datos que se integraron para administrar toda la información y armar un tablero de trabajo. En concreto, lo que se hizo fue una división parcelaria considerando la productividad agronómica potencial de cada sector para hacer parcelas en partes iguales, no por cantidad de hectáreas si no por partes y sectores”, detalló Gregorini.

El campo en cuestión está ubicado al límite de la provincia de Buenos Aires con La Pampa. Allí, los sistemas productivos tienen altísima variabilidad, generándose en un mismo establecimiento ambientes de alta productividad así como también ambientes muy degradados tanto por altos contenidos de arena como por bajos salinizados, tal como explicó el experto.

“El trabajo fue arduo. Se generaron datos de ambientaciones, se procesaron, se evaluaron, se contrastaron con la realidad, se volvió a ambientar, se unificó todo… En resumen, la variabilidad de unidades de producción que había adentro del campo generó una complejidad enorme. No son solamente la soja, el maíz, girasol y otros cultivos agrícolas, que permiten mostrar muy bien la productividad de un ambiente, sino también se encuentran pasturas forrajeras y campos naturales”, relató.

El Índice Verde (NDVI) es una de las herramientas de Auravant que Gregorini destaca, entre otros índices de la plataforma, porque permite ver qué productividad potencial relativa se puede llegar a tener de un mismo ambiente. Eso, sumado al análisis de napas, perfil, suelo y todo, genera un resultado más adecuado.

“La utilización de los índices es una gran herramienta a través de la cual pude generar la ambientación del campo, y Auravant es uno de los aliados para poder gestionar de forma eficiente todas esas imágenes. El tiempo que me ahorra es muchísimo, y el avance es enorme para generar respuestas y no solo generación de datos”, resaltó el asesor. En ese sentido, aseguró que la agricultura digital logra otorgar un aporte más a la profesionalidad en el trabajo de cada día, dado que permite construir una respuesta más acertada.

“Yo empecé a estudiar en el año 2000, cuando fue el boom de la soja y la agricultura, prácticamente sin tener un celular ni notebook. Hoy, desde el teléfono se pueden manejar muchas aplicaciones, como la plataforma Auravant, para la toma de datos, e integrar la información. La tecnología avanza a un nivel que nos supera“, asegura. Y no se equivoca. Los resultados están a la vista.

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